No escampa para el comercio electrónico aquí. Otra andanada de opiniones inundó las redes sociales y las tertulias más terrenales con criterios principalmente en contra, pero también a favor. Por ejemplo, Maylén Teruel escribió que los combos no van a solucionar el problema de las insatisfacciones, sino que van a obligar a comprar productos que uno no quiere.
Mientras, alguien identificado como M la considera una decisión bastante acertada porque preparar módulos prediseñados resulta más fácil que los encargos personalizados; y agrega la sugerencia de no vender uno diario, sino cada cinco días para evitar colapsos en el sistema y acaparamientos, para repartir lo poco entre muchos.
Por su parte, alguien nombrado Iván disintió porque no le parece correcto obligar al cliente a adquirir un paquete por 10 CUC como mínimo, sin pensar en los jubilados y otras personas de bajos ingresos; porque no le parece correcto que se aprovechen de la escasez para obligar a comprar pomos de agua, conos aromatizantes de gel u otros productos de lento movimiento.
La marea que aturdía a TuEnvio ha bajado en estos días de espera. Facebook, convertido en una plaza para francotiradores en los más diversos temas, atacó con todas sus armas —incluso a veces triviales e injustas— esta opción que se sirvió verdosa aquí por la urgencia de evitar aglomeraciones impuesta por la COVID-19.
Escambray se acerca al tema con la certeza objetiva de que, cuando apenas andamos por el lobby de una crisis económica global, el comercio electrónico en Cuba nunca va a funcionar como las bien surtidas tiendas Amazon, con la certeza de que no solo sombras cayeron las compras online en Sancti Spíritus, pues quienes lograron concretarlas al menos alguna vez se libraron de esas colas físicas apocalípticas, que incluyen madrugón, cuatro o cinco horas de pie, la ansiedad por suponer que se acabará lo que buscas y el insalvable requisito de que solo podrás llevar a casa un pomo de aceite o un paquete de papel higiénico, cuando en la tienda virtual siempre podías cargar con dos.
NECROPSIA DE UNA PRIMERA VERSIÓN
Desde diciembre de 2019 se estrenó en La Habana el comercio electrónico nacional sobre la plataforma TuEnvio.cu, opción que enseguida comenzó a extenderse por el resto de las provincias del país, de la mano de la aplicación Transfermóvil para los pagos electrónicos.
En Sancti Spíritus presentó cartas credenciales a fines de febrero, con las modalidades de recogida en tienda o entrega a domicilio, esta última en caso de que las compras sobrepasaran los 20 CUC y se pagara un costo adicional por el transporte. Pero los proyectos iniciales enseguida se viraron patas arriba por causa de la COVID-19, que generó nuevas necesidades y diferentes regulaciones, incluida la de solo poder adquirir dos productos de cada tipo y realizar ventas únicamente de alimentación y aseo.
Aunque muchos aún escuchan hablar de esta tienda como si se tratara de idioma chino y jamás entraron por sus puertas virtuales porque se cuentan entre los analfabetos electrónicos o ni siquiera disponen de tarjeta magnética, otros enseguida se ataron a esa dirección virtual como si en ello les fuera la vida. Primero la aplaudieron con moderación y luego desbarraron de ella sin piedad.
Desde mediados de abril, cuando Escambray comenzó a tantear el tema, tropezó con múltiples insatisfacciones, por ejemplo: “La tienda virtual de Sancti Spíritus está siempre muy desabastecida, muy mal servicio, mala organización y de la demora en el envío mejor ni hablemos. He revisado las de otras provincias y tienen variadas ofertas por departamentos”, comentó alguien en el propio sitio web del periódico.
Otra opinión puso sobre el tapete innegables debilidades de este disputado comercio que durante la pandemia pretendía evitar aglomeraciones y, sin embargo, cuando uno llegaba a recoger las compras en Tienda Habana, donde radicaban las compras online encontraba tres colas, una para la Western Union, otra para la compra de productos allí y la tercera para TuEnvio.
Uno tras otro se sucedían los lamentos por las mil y una dificultades que, en lugar de satisfacción, generaban estrés e inseguridad cuando los usuarios perdían megas y dinero, las entregas se dilataban, las devoluciones monetarias por las compras no concretadas demoraban, la conexión fallaba o se tornaba insoportablemente lenta, o cuando sucedía lo peor, bajaban los artículos más preciados del carrito antes o después de pagar.
* Tomado de Periódico Escambray


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